David Ferrer, campeón de 30 títulos ATP, entre los que se incluyen varias Copas Davis, muchos ATP 250 Y ATP 500 y un Masters 1000 logrado en París, es mi ejemplo a seguir. Un jugador sin un golpe definitivo, un jugador sin un saque potente, un jugador sin liftados ni cortados espectaculares. Pero SÍ un jugador con garra, un grandísimo restador y un mejor todavía luchador. Y es que si algo me enseño David Ferrer es a no dar una bola por perdida, a luchar hasta el último punto, a que nada es imposible y a que, con esfuerzo, puedes lograr cualquier cosa que te propongas.

Y aunque me este yendo por la filosofía que se puede aplicar al tenis, es evidente que se puede aplicar perfectamente a la vida en general. Pues si luchas por tus metas y tus sueños y lo das absolutamente todo, puedes lograr cualquier cosa que quieras. Asique sí, te lo debo a ti, Ferru, muro de Jávea, tu me lo enseñaste.
Y es justo en este preciso instante, después del horrible año pasado y comienzo de este en cuanto a resultados. Justo ahora, que todos, absolutamente todos, te daban por retirado, cuando tu has decidido UNA VEZ MÁS reivindicarte. Lo has hecho. Y vaya si lo has hecho. No solo has logrado sacar de ti un tenis que muchos pensaban que jamás volverían a ver, sino que además, dos años después, has levantado otro título ATP en Bastad, le han conseguido ganar un set a Federer y casi eliminarlo de un Masters 1000 y además, has logrado meterte en cuartos de final después de casi tres años sin lograrlo. ¿Tienes techo? Con tu valentía y tu entrega estoy seguro de que podrías llegar a los 50 años y seguirías estando entre los 30 primeros. Y es porque tu jamás te rindes, es porque tu sabes que lo único imposible es que haya algo imposible.
Gracias por tanto David Ferrer, te debo los deportes, te debo el tenis y sobre todo, te debo una de las filosofías más importantes de la vida.
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