Eran muchos los focos puestos en el día de ayer en la finalísima de la UEFA Europa League. Los dos equipos que habían logrado llegar hasta esta ronda final eran el Sevilla F.C y la gran sorpresa del torneo: el equipo ucraniano Dnipro. El partido comenzó con bastante control del Sevilla, pero el Dnipro en una contra letal marcó el primero de la noche. A partir de ahí fue un acoso y derribo constante del Sevilla en el área rival. De este modo y 15 minutos después del gol de los ucranianos, el Sevilla lograba el empate. El equipo andaluz continua en esa dinámica de juego. Y Bacca, en una gran contra ejecutada gracias a un pase en largo excepcional, puso la ventaja de 2-1 para los tricampeones de la competición. Lejos de amilanarse, el Dnipro saco las garras y decidió lanzarse en los minutos finales del primer tiempo en busca del empate. Y lo conseguirían en forma de una falta magistralmente lanzada, la cual pondría el 2-2 en el marcador. Resultado con el que acabaría la primera parte.
La segunda parte fue un descontrol. Tanto defensivo como ofensivo. Y no fue un descontrol de un solo equipo, sino que fue un descontrol general de ambos equipos y de todos los jugadores. Pero el Sevilla tiene más calidad, y eso, en los finales igualados, siempre es bastante a favor. Y de nuevo, por mediación de una genialidad más de un inspirado Carlos Bacca, el Sevilla se puso por delante con el resultado de 3-2
Ya finalizando el partido, se produjo el gran susto de la noche. Matheus, jugador del equipo ucraniano, cayó desplomado sin previo aviso en mitad del césped del campo más importante de Varsovia. Rápidamente, alarmado todo el mundo, corrió a intentar ver que le pasaba y salieron las asistencias medicas. En ese momento el silencio sepulcral que se produjo en el estadio fue enorme, y demuestra una vez el gran fair play de la gran mayoría de las personas en el este deporte tan apasionante que se llama fútbol. Por suerte, solo se quedó en eso, en un simple susto y en cuanto salió en camilla el jugador del campo pero ya consciente, recibió una enorme ovación por parte de todo el estadio, compañeros, rivales y árbitros. Tremendo. Maravilloso lo que puede llegar a ser el fútbol.
El caso es que tras 4 minutos y medio larguísimos
de añadido, el arbitro pitó el final del partido. Todos los jugadores, entrenadores y aficionados del Sevilla saltaron de júbilo. El Sevilla lo había logrado y eran campeones por cuarta vez en su historia de la UEFA Europa League. Más tarde Emery eludió hablar sobre sus posibles opciones de futuro. Sin duda creo que todos los sevillistas coinciden en lo mismo: Emery quedate
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