Esta semana se ha reabierto de nuevo uno de los debates que más asolan a lo largo del año a este maravilloso deporte que es el tenis. Me refiero a las pistas cubiertas. Hay torneos como por ejemplo (y ya de paso alabando el gran nivel de los torneos españoles) el Mutua Madrid Open que poseen varias pistas cubiertas, de tal manera que sí se da el infortunio de que llueve, los tenistas pueden disputar sus partidos de igual forma bajo techo, lo cual permite que cada jornada tenística transcurra con normalidad.
Sin embargo, Roland Garros, un torneo de tal nivel (Grand Slam) no posee ni una sola pista cubierta, por lo que, si se da el caso de que llueve, la jornada debe pararse por completo hasta que cese de llover. En esta semana que precisamente se disputa este 2º grand slam del año, está lloviendo mucho en Francia, con lo que ya van dos días seguidos en los que casi no se pueden jugar partidos. Esto no solo es una faena para los espectdores que pagaron su entrada para ver el partido, sino también para las televisiones que pagaron para poder emitir el torneo. Sin embargo, los mayores perjudicados en todo esto son los jugadores, que deben salir a jugar en condiciones que no son favorables (mucho viento, pista muy mojada, peso de la bola, bolas más mojadas de lo normal). Esto en muchos casos incrementa significativamente el riesgo de lesión.
En definitiva, que me parece una verguenza que uno de los cuatro torneos más importantes del circuito ATP de tenis no cuente con pistas cubiertas. Y tambien que no se piense en la integridad física y mental de l@s tenistas. Esto debe cambiar rápidamente o cualquier día los tenistas comenzarán a negarse a jugar en estas condiciones y los torneos deberán alargarse más de lo permitido.
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martes, 31 de mayo de 2016
martes, 24 de mayo de 2016
Breaking Bad: una obra maestra para la historia
Hace ya unos meses que me entró en la sangre la necesidad de ver una nueva serie. Anduve preguntando por ahí hasta que al final me encontré frente a frente con "Breaking Bad". Una serie que había roto la crítica y había sido elevada a los lugares más laureados en cuanto a premios y distinciones. Por regla general, esto tampoco era garantía de que fuera a gustarme a mí... pues bien, ahora, 3 meses después, debo decir que estamos ante la mejor serie que yo he visto (tampoco he visto tantas).
Un argumento sólido y bien trasladado a la pantalla mezclado con un montaje expectacular por parte de todo el equipo técnico de la serie provocan la creacción de la que me atrevo a calificar como obra maestra. Cada dato, cada detalle, cada imagen... en definitiva: TODO es tratado con una calidad que asombraría a cualquiera y que le da un aire de GRANDEZA a una serie que, desde luego, ha marcado una época.
Pero es que además de que sea obra maestra por parte de la producción también lo es por parte del reparto tan maravilloso de actores. Bryan Canston, Aaron Paul, Dean Norris, Bob Odenkirk, Jonathan Banks y Giancarlo Esposito son calidad y garantía de éxito, y lo han dejado muy bien patente en la serie.
Escribo esto (aunque se que ninguno de ellos lo verá) para felicitar, no solo a los actores, sino a TODOS los que formaron parte del grupo de trabajo que logró darle tal perfección a una serie que, en mi opinión, quedará para la historia.
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