miércoles, 12 de octubre de 2016

Un futuro gris para una tumba llamada educación

Debería emigrar. Debería viajar. Debería irme a un país de verdad. A Alemania por ejemplo, donde los políticos hacen pactos para acabar con la corrupción y no para taparla. Me gustaria hacerlo y sin embargo no puedo y es que va en mis genes. En esos países todo a veces parece funcionar como las manecillas de un reloj de pila infinita, sin fallos en su mecanismos y sin retrasos en cada segundo que pase en él. Los españoles sin embargo estamos acostambrados a un ritmo más abierto, más flexible. Vivimos flotando en el aire con una falsa libertad. Y es que ser español es sinónimo para otros países de ser un vago. Y todos estos pensamientos o prejuicios que puede llegar a tener la gente de fuera ¿Dónde surgen? ¿Son reales? ¿Acaso no hay en todos lados excepciones? O por el contrario si eres español estas destinado a fracasar en tus objetivos, trabajar por salarios tercermundistas y dejarte engañar por aquellos que dicen representarte ante el resto de países?
Creo que alguien se debería plantear como hemos llegado a este punto. A un punto en el que la gente que viaja a España solo sabe decir tres palabras: "paella" (la cual es la más normal de las 3), "fiesta" (que indica el concepto tan amplio que tienen del país) y "toros" (la más repugnante palabra por la que nos conocen en toda Europa).
Soy español pero... ¿Estoy orgulloso de ser de España? Es que solo ver un día 5 minutos el telediario te sirve para querer huir de aquí, querer desaparecer de este lugar, querer marcharme a otro sitio donde la gente sea capaz de ver las exigencias de cada momento. Y es que haciendo estas reflexiones me tengo que ir de nuevo al ámbito de la política: ¿Tan difícil es dejar de sonreir a aquellos que roban en tus narices, delante de tus ojos y después niegan haberlo echo?
De verdad me gustaría comprender el pensamiento de las personas de este país. De ese más del 50% de ignorantes que repiten todo lo que oyen sin saber si es cierto o no. La desinformación es la base de este país, es lo que permite que el gobierno siga riéndose en vuestras caras y es que, la próxima vez que salgan en el plasma, dando a medias esa cara tan dura que les ha costado mantener y digan: debemos hacer un esfuerzo y de nuevo recortar en educación. Apagad la tele y reiros a vuestras anchas durante varias horas. Ese "debemos" es más falso que Susana Díaz. Pluralizar los recortes es algo que no debería estar al alcance de los políticos, ya que ellos no los sufren. Sus hijos tendrán un trabajo asegurado, tendrán sanidad privada y desde luego y ante todo tendrán educación privada. Asique el echo de que pluralicen los recortes y digan que hay que hacer un esfuerzo es la manera que tienen de meterse en tu cabeza, de que creas que el esfuerzo es real, de que creas que ellos sufren más diciebdo que tu cumpliendo.
Pero no. Ellos terminan la comunicación y se van en su coche oficial pagado por todos nosotros en dirección a su chalet pagado por todos nosotros. Y al llegar se encontrarán con más de misma calaña. Y dentro de ese chalet, al calor de la chimenea (calor que no disfruta toda esa gente a la que han dejado sin trabajo) se ríen y piensas en una nueva excusa para recortar la educación o para complicarla aún más. Ya que cuanto más fracaso escolar haya, cuanta más miseria mental se encuentre, cuanto más personas sin dinero para estudiar aparezcan... Más fácil les será seguir controlando a todo ese corrillo de analfabetos que ante la ignorancia ponen su inteligencia en manos de otros.